Los
encofrados preferentemente serán metálicos, madera nueva u otro material que
sea resistente, que presente líneas rectas, planos uniformes, finos y sin
alabeos, de tal manera que las superficies expuestas o vistas (hormigón en
elevación) no tengan defectos. En aquellas superficies no expuestas (hormigón
no elevado) se podrá usar madera bruta, siempre que se tomen medidas para
evitar la filtración del mortero.
Todos los encofrados
corresponderán a las formas, líneas y dimensiones de la estructura, tal como se
indica en los planos y serán de resistencia tal que no cedan por el peso y
presión del hormigón fresco.
La ruptura y falla
de alineación de los encofrados y el daño que ello produzca serán corregidas
por el contratista a su costo.
Los encofrados se
reforzaran y unirán adecuadamente para evitar filtraciones del mortero. Se
deberá tener cuidado en asegurar que los encofrados no se sequen y se deformen
antes de la colocación del hormigón.
El contratista
consultará y solicitará aprobación del Supervisor para efectuar cualquier
tratamiento antiadherencia al encofrado, cuidando que la apariencia final del
elemento hormigonado sea limpia, sin imperfecciones y que las armaduras no
sufran contaminación alguna.
Previo al vaciado
del hormigón, el Supervisor inspeccionará cuidadosamente los encofrados, las
distancias de recubrimiento a las armaduras, el armado de las cimbras, la
seguridad contra las deformaciones de las maderas y cuando éstos no sean
satisfactorios, ya sea antes o durante el vaciado del hormigón, el Supervisor
podrá ordenar la suspensión del trabajo hasta que los defectos hayan sido
corregidos, sin que esto implique reclamo alguno por parte del Contratista.
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